Freud decía que el arte sublima pulsiones destructivas como la venganza. Algunos escritores, poetas y músicos han usado la creatividad para inventar la muerte de un rival o de un examante. Quienes escriben tienen la potestad de cometer asesinatos de tinta y quedar impunes.

Usar la tinta para denunciar o ridiculizar a un enemigo o a un examante es una forma ingeniosa de ajustar cuentas. Desde una caricatura política hasta la canción de Shakira a Piqué, las obras artísticas han permitido que los agraviados hagan justicia ante lo que consideraban una afrenta personal. Sin embargo, en algunos casos, los insultos y las sátiras no bastan para reparar los daños. El odio es una pasión que exige más y que tal vez solo puede aplacarse con la muerte de quien causó una humillación o un dolor insoportable. Cuando el ofendido recurre a la palabra como arma, es posible que la venganza sea una muerte de ficción.
Filippo Argenti: un mal vecino condenado al fuego eterno
En la Florencia medieval la rivalidad entre dos vecinos dio pie a varios incidentes que marcaron sus vidas. Filippo Argenti era un joven impetuoso, con una carrera política y grandes ambiciones. Su vecino pertenecía a un partido opositor, y también tenía un carácter difícil, por lo que chocaban constantemente. Se dice que una vez se encontraron en la calle y Filippo lo abofeteó en público. La enemistad se acentuó cuando los copartidarios de Filippo condenaron al vecino al exilio y el hermano de Argenti se apoderó de los bienes del exiliado. La víctima de estas injusticias no era otro que el gran poeta Dante Alighieri, quien no dudó en hacer justicia por escrito y asesinar con tinta a su enemigo.