Se puede sentir el frío. La neblina casi no deja ver el camino hacia la montaña. Ese manto delgado de bruma cubre el lienzo y parece cubrir también la curva que impide ver el abismo de la carretera. No se sabe bien si es la noche o la madrugada, pero se intuye el vértigo. Se adivina y casi se puede sentir el viaje, la velocidad, el vaho de la respiración acelerada.
También una cierta tristeza: el camino está solitario y parece que no lleva a ninguna parte. Nelson Santos, a través de sus cuadros, narra un viaje, una aventura. Y comparte el viaje con quien se detiene frente a su obra.
Este artista (Quito, 1968), que estudió el oficio en la Facultad de Artes de la Universidad Central en la década de los noventa y tuvo entre sus maestros a Mauricio Bueno y a Pablo Barriga, expuso hace algunas semanas en +Arte Galería, una obra que gira alrededor del territorio, el caminar y el viaje: el paisaje desde una perspectiva contemporánea.
