Antonín Dvorák ingresó a los anales de la música clásica europea del siglo XIX, pero más que nada fue un baluarte del patrimonio cultural checo.

Hace 180 años nació Antonín Dvorák, el 8 de septiembre, en Nelahozeves, enclave renacentista en la región de Bohemia central, al norte de Praga, la capital de República Checa.
Desde muy joven demostró habilidades para el violín, el piano y el órgano, y con tan solo doce años compuso polcas. Estudió en Praga donde obtuvo una sólida base teórica y práctica, y se graduó en la Escuela de órgano en 1859 con un concierto público en el que interpretó a Bach.