El escritor Stefan Zweig escribió que la genialidad es un fuego capaz de consumir al que lo posee. Sin embargo, esta clase de incendios devastan no solo al genio: mujeres, amantes o esposas se calcinan también. A menudo, la historia ni siquiera recoge sus cenizas. Aquí las recordamos.
Olvido y venganza
La sala del departamento se ve envejecida, como si el desgaste sufrido por sus dueños se hubiese transferido a la estructura. Hay cacharros mal lavados en la cocina y el aroma rancio de la derrota impregna el lugar. En el dormitorio principal, sentada en un sillón, permanece una anciana perdida en la penumbra de su memoria; su nombre es Silvina Ocampo (1903-1993), fue una de las mejores escritoras de Argentina.
De pronto, su esposo, Adolfo Bioy Casares (1914-1999), irrumpe en la habitación echándose a sus pies; la acaricia y la besa; dice palabras dulces y hace reclamos de amor, pero no recibe respuesta. Su mujer se regocija en olvidarlo.