Francia, Italia y Suiza comparten un patrimonio de hazañas en las altas montañas con trascendencia cultural e histórica.
El alpinismo se extendió en el siglo XIX por las cumbres más desafiantes en todo el mundo, pero sus raíces están en los Alpes, la cadena montañosa en el centro de Europa que a lo largo de 1200 kilómetros se extiende por Alemania, Austria, Francia, Mónaco, Italia, Liechtenstein, Suiza y Eslovenia (zaíses del Convenio para la protección de los Alpes).
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad “el arte de escalar cumbres y paredes en terrenos rocosos o helados de alta montaña” en Francia, Italia y Suiza.