El Encuentro de arte y comunidad Al zur-ich ha visibilizado problemáticas de la micropolítica del barrio. La mirada artística se posa en la familia, el individuo y el territorio. Sin embargo, esta será su última entrega luego de veinte años de trabajo; lo que nos lleva a la pregunta: ¿por qué cerrar un proceso de gestión cultural en zonas populares?

Una breve retrospectiva
Al zur-ich propone democratizar espacios públicos, mediante la articulación de problemas sociales como violencia de género, trabajo sexual, privación de la libertad, delincuencia, etc., mediante performances, instalaciones, obras escénicas, plásticas y musicales. Luego de dos décadas, este Encuentro se ha constituido en una alternativa que abre espacios a la expresión artística y cultural de la ciudad, lejos de la galería y el arte oficial. Se han presentado cientos de proyectos en zonas periféricas y marginales, desde una perspectiva diferente a la que promueve el patrimonio.
Plazas, mercados, picanterías, paredes, prostíbulos, cárceles, calles y esquinas han sido los escenarios de estas obras, montadas mayoritariamente en barrios del sur de la capital, pero también en los valles, el norte e incluso en carreteras y otras provincias del Ecuador. El catálogo de sus diez primeros años, editado por el colectivo Tranvía Cero, dio cuenta de lo más destacado de su primera década.