Andar calles y librerías para encontrarse con joyas que pueden costar millones… o apenas centavos. Acompáñenos en este recorrido por la secta de los bibliófilos y el aquelarre de los coleccionistas de libros usados.

En esta secta no hay suicidios en masa ni confinamientos en sótanos clandestinos o en haciendas remotas. No existen eufemismos alrededor de la muerte, ideologías radicales ni promesas metafísicas. Nadie llega a ella buscando respuestas a sus dudas existenciales.
En lugar de charlatanes y hereje, o de líderes mesiánicos y seguidores irreflexivos, esta cofradía está conformada por miembros que no saben que forman parte de una.