Una exposición en el Museo Nacional junta la obra de Judith Gutiérrez, la artista ecuatoriano-mexicana cuya obra abarca textiles, dibujo y escultura, y se luce con el óleo y los pasteles. Sus paraísos son una mezcla del surrealismo latinoamericano con el arte popular.
La memoria es frágil y volver la mirada sobre la obra de Judith Gutiérrez (1927-2003) es poner en valor a una de las artistas más prolíficas e interesantes que ha tenido el país. La artista, cuya obra se desarrolló entre Ecuador y México, reivindica a muchas de sus colegas mujeres que han sido invisibilizadas. Su lenguaje particular, la minuciosidad y cuidadosa confección de sus cuadros y la variedad de técnicas y temáticas son parte de un mundo íntimo, riquísimo en detalles y en color.
El Museo Nacional (MuNa) inauguró, en septiembre de este año, una exposición que reúne piezas magistrales en distintas técnicas: desde tapices hasta esculturas, óleos, dibujos, pasteles, obra gráfica, instalaciones y libros.
