La muerte de Pablo Escobar en los noventa generó un cambio en el fortalecimiento de la institucionalidad colombiana. La presión a los grupos narco delictivos provocó un “efecto globo” para transmutar las operaciones al Ecuador. Este plan B de las mafias inició hace más de veinte años.

Juan Manuel tenía apenas quince años cuando caminaba por las estrechas calles de Medellín, en Colombia. Vestía con camisas holgadas y pantalones acampanados. Eran finales de los años ochenta, y en los bares el rock intentaba desplazar al vallenato y la cumbia, dos de los géneros tropicales que no faltaban en las fiestas de barrios y verbenas.
Para Juan Manuel entrar a los noventa en plena adolescencia fue todo menos divertido. No salía de casa, las clases en los colegios se suspendían de un momento a otro, la gente no iba a restaurantes y tampoco hacía fiestas. Su familia incluso empezó a escuchar la misa a través de la radio. En su casa la televisión siempre estaba prendida, pues las noticias con frecuencia suspendían la programación habitual.