Está comprobado que la cultura y el contexto socioeconómico influyen directamente en nuestras emociones. Y que hay algo que casi todos los seres humanos tememos: la soledad no deseada.

Humboldt exploró territorios españoles en América en 1802 con el permiso del rey Carlos IV. En medio de sus expediciones describió a los ecuatorianos como “seres raros y únicos” que “duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”.
Aunque la apreciación de Humboldt tiene matices que han sido estudiados, siempre cabe la duda de cómo entender que los ecuatorianos nos alegremos con música triste. Quizás “alegrarse” no es la palabra justa, quizás intenta explicar que muchas de nuestras emociones están alimentadas por el contexto en el que vivimos.