Explorar el mundo se está transformando en una caza de fotografías sin novedad, ignorando la poesía oculta en cada esquina. La banalidad sostiene el París del cliché que se vende como una ciudad para amantes, cuando es un hecho que la soledad es la verdadera protagonista de sus historias.

Esa mañana de enero el tren lanzó un gruñido al hundirse en el mar, como queriendo evitar que la ingeniería lo convirtiera en pez. Y es que el eurotúnel es un cordón umbilical de 50,5 kilómetros que conecta la Gran Bretaña con el continente europeo.
Aquel que entra allí por primera vez tiene expectativas altísimas: imagina un acuario gigante. Sin embargo, la ilusión se desploma luego de internarse en ese túnel donde el color es el gran ausente.