
Nuestras decisiones económicas no son tan libres como pensamos. De hecho, hay una serie de factores emocionales detrás de las elecciones financieras que hacemos. Aquí es donde entra la economía del comportamiento.
Te llega una información sobre cámaras de fotos en oferta. Hay dos opciones: tras compararlas y pensar en tu presupuesto, te decides por la primera. No está mal y es considerablemente más barata. Antes de que hayas hecho la compra, recibes una nueva oferta, esta vez con tres opciones. La tercera, que se ha añadido a las dos primeras, es la más cara de las tres. Pese a que tu presupuesto es el mismo, te decides por la segunda, que no ha dejado de ser costosa para ti. Sin embargo, ahora te parece una excelente oferta y sientes que estás ahorrando. ¿Qué ha cambiado? Excepto tu percepción, absolutamente nada más.
Decisiones económicas, ¿conciencia y libertad?
Desde hacer las compras en el supermercado hasta elegir el candidato de nuestra preferencia: todas las decisiones de la vida están influenciadas por las emociones. Hay una interminable negociación entre los sentimientos y la razón. Las elecciones que tienen que ver con nuestro bolsillo no son la excepción.