
En Delirio americano, Carlos Granés intenta hacer una historia de América Latina en la que las tendencias políticas y el arte establecen relaciones de mutua influencia y conveniencia.
La especialidad del antropólogo Carlos Granés (Bogotá, 1975) es la crítica cultural. Y es precisamente lo que hace en Delirio americano. Con un manejo impresionante de información, enfrenta las tendencias literarias y plásticas de América Latina con los hechos políticos para encontrar que, en el último siglo y cuarto, unas y otros han sido expresiones de “delirios” en el sentido de percepciones irreales de nuestras sociedades.
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Como prólogo, arranca en 1895 con la muerte de José Martí, político y poeta a la vez, de manera que su delirio tenía esta doble faz; más aún si se considera la adscripción del cubano al Romanticismo, un movimiento intelectual en esencia delirante e irracionalista. Prácticamente todos los literatos fundacionales de las naciones latinoamericanas fueron románticos y eso marcaría tanto su arte como su política.