
¿Sabía que leer este artículo desde su teléfono inteligente no sería posible sin las tierras raras? Descubra aquí la fascinante historia de estas tierras, su importancia en la economía global y los desafíos ambientales y geopolíticos a los que nos enfrentamos por la necesidad insaciable que tenemos de ellas.
Ni son tierras ni son raras. Son diecisiete metales —quince lantánidos, escandio e itrio— que, durante décadas, fueron el patito feo de la química y no interesaban más que para fabricar piedras de encendedor, lámparas de gas o tubos fluorescentes. Su omnipresencia en la sociedad contemporánea se remonta a la década de los sesenta, cuando propiciaron la primera transmisión de televisión a color. Desde entonces, sus excepcionales propiedades no han dejado de facilitarnos la vida, generando maravillas de la alta tecnología.
Si usted lee ahora mismo este artículo desde su teléfono inteligente es, en gran medida, gracias a ellas. El cerio, por ejemplo, es el responsable de que pueda desplazar sus dedos por la pantalla; el europio y el lantano, de los colores vivos y la luminosidad; el disprosio y el neodimio, de que el dispositivo vibre cuando recibe una llamada.