Con veintiocho años, Lionel Messi es reconocido por su bajo perfil. Sin embargo, más allá de sus intentos de pasar desapercibido, hay hechos que muestran que su manera de ser no es casual. ///
En la cancha depreda metros, rivales y porterías pero en la vida real, privada y hogareña, puertas adentro, por lo menos en apariencia, Lionel Messi es un ser rutinario, hasta gris, sobre quien no hay mucho qué decir o criticar. Algo que para millones de admiradores del jugador es una suerte de atributo: el perfil bajo y la humildad que el jugador nacido en Rosario exhibe fuera de los estadios y de los camerinos. En pocas palabras, se trata de un tipo a quien parece no importarle la fama, los pantallazos de tevé o las portadas de los diarios, más allá de que reflejen su talento deportivo.
El crack sufre de una timidez casi patológica, que él mismo ha reconocido. Ha sido desde niño muy reservado, tanto que en la escuela, según recordó una de sus maestras, tenía una compañerita que hablaba por él con la docente, a manera de vocera. Ella le transmitía las demandas del pequeño Leo.
