
Origin story le dicen los gringos. Son aquellas narraciones medulares que perfilan a los personajes iluminando sus antecedentes. Empecemos por una anécdota que cuenta el nuestro: “A los veintitrés años me fui a una misión a Perú.
Teníamos que viajar a veces de Saltur, que es desierto, a Chiclayo, que es frío, y regresar. Aquellos constantes cambios de clima, a más del polvo, me afectaron, y un día de esos me comenzó a doler la cabeza y terminé con temperatura muy muy alta, con escalofríos y todo el rollo.
Como no había un centro médico cerca, y eran como las once de la noche, no me podían sacar tampoco a la ciudad. Entonces lo que decidió la familia que me alojaba fue meter un perro a mi habitación de 2,50 x 2,60, piso de tierra y paredes de adobe: un perro de esos peruanos que son todos pelados y pasan todo el día y la tarde en el sol ahí echados, me imagino que absorbiendo todo el calor del día para poder abrigarse en las noches.