
La ecuatoriana Isadora Romero ganó por partida doble en el prestigioso World Press Photo. Su trabajo evidencia la pérdida de la biodiversidad agrícola y de la memoria cultural colectiva.
Mirar al pasado aunque duela. En esa máquina de tiempo se embarcó la fotógrafa y narradora audiovisual Isadora Romero (Quito,1987) para sembrar y cultivar La sangre es una semilla. Así tituló al fotodocumental de casi siete minutos en el que, a través de su historia familiar y de un relato nutrido por dos voces, la suya y la de su padre, Oliverio Romero, aborda esas forzadas consecuencias y cuestiona la pérdida de la memoria cultural y de los saberes ancestrales, poniendo el foco en otra pérdida: la de la agrobiodiversidad.