Por Eduardo Varas
Wilko tiene 67 años y todavía carga ese rostro que mezcla el rictus de Harry el Sucio y la emoción de un día más. Siempre fue así con él: en plena efervescencia del pub rock inglés, Wilko fue el guitarrista y uno de los fundadores de Dr. Feelgood, banda con la que apadrinó una forma catártica de tocar guitarra, con una mirada perdida, con deseos de comerse al mundo. Era mediados de la década de los setenta y solo deberían pasar veinticuatro meses y algo más para que el movimiento punk apareciera y viera en este nativo de Essex un modelo a seguir.
Porque Wilko es extraño.