
El cuerpo momificado (malqui) de Atahualpa habría llegado desde Cajamarca en Perú hasta el Quito-inca, donde, según el cronista Juan de Betanzos (1551), lo esperaba el capitán Rumiñahui para trasladarlo hasta su última morada en la región de los Sigchos. Por el largo camino, la momia del inca habría sido llevada en andas y resguardada por un séquito de mamaconas, ñustas y camayos. Al observar el entramado de caminos de la región, Rumiñahui pudo haber tomado la ruta que va desde Quito a Lasso y desde ahí a Toacazo, Sigchos, Chugchilán (Churo de Amanta) y finalmente Malqui-Machay.
El sitio ceremonial y posible fortaleza descansa sobre una pequeña colina en el flanco occidental de la provincia de Cotopaxi, a mil metros de altura y está ubicado en el recinto Malqui, parroquia Guasaganda del cantón La Maná.
Si la investigación de la historiadora Tamara Estupiñán, quien hace una década sorprendió al mundo de la historia y la arqueología, es acertada, Malqui-Machay sería el lugar más importante de la resistencia inca-quiteña y, por su simbolismo, la de todo el Tahuantinsuyo. El lugar escogido por Rumiñahui no es accidental.