Las principales marcas del negocio de la cosmética realizan pruebas crueles, aunque innecesarias, en los animales de diferentes especies que mueren en estas prácticas en pro de los ensayos de laboratorio.

La percepción de la ética en el mundo de la cosmética ha cambiado para muchas personas desde que hace unos meses se viralizó en las redes sociales Salva a Ralph. El protagonista de este cortometraje producido por Humane Society International es un personaje animado que nos muestra la extrema crueldad de los ensayos que se realizan en los laboratorios que se dedican a probar cosméticos en animales.
Ralph es un conejo de testeo que, por gajes de su oficio, se queda ciego de un ojo, en su oído escucha de forma permanente un timbre y su cuerpo está lleno de heridas y quemaduras. El animal refiere que le duele respirar o moverse, pero que son cosas lógicas en su “trabajo” porque, gracias a eso, los humanos pueden tener un lápiz labial, un champú o un desodorante.