Los robots aspiradores lograron ingresar a los hogares: ahora son menos torpes y más eficientes.
La eliminación de la suciedad de pisos, alfombras, cortinas y muebles ha sido uno de los problemas de la vida diaria y un reto para los inventores. La gran sacudida comenzó a principios del siglo XX con máquinas que aplicaron el principio de succión mecánica, a partir de un invento del ingeniero británico Hubert Cecil Booth, aunque se trataba de un armatoste muy pesado que era tirado por caballos.
Diferentes aportes demostraron paulatinamente que era posible eliminar la acumulación de polvo a través de bombas de succión, cepillos giratorios y filtros desechables. Minimizar el peso y el ruido fueron otras adaptaciones que acompañaron la proliferación de modelos, cada vez más compactos y ergonómicos. Las aspiradoras tomaron su lugar junto a escobas y fregonas, y aunque parecía que la robotización de la limpieza calaría poco en la rutina hogareña, fue una realidad a principios del siglo XXI.