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Juan Carlos Holguín Maldonado: un prisma de muchas facetas

por Leisa Sánchez

Por Elisa Sicouret Lynch.

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Fotografía: Juan Reyes y archivo J. C. H.

Se suponía que un partido de fút­bol de una liga barrial organizada en el sector de La Vicentina, en Quito, iba a ser una de las típicas salidas familiares de fin de semana con su padre. Pero la rutina dio paso al horror cuando, una vez terminado el juego, cinco perros atacaron brutalmente a su papá y casi le causan la muerte. Juan Carlos Hol­guín Maldonado tenía apenas catorce años y esta tragedia le dejó lágrimas y sufrimiento, pero también fue la llama que encendió a muy temprana edad su vocación innata por el trabajo y el em­prendimiento.

“Luego del accidente, mi padre, Carlos Holguín, estuvo cerca de un año en el hospital y la vida de nuestra familia cambió completamente. Él dejó de trabajar en la ingeniería civil, que es lo suyo, y tuvimos muchos problemas económicos en la casa, a pesar de que fuimos siempre afortunados y mucha gente nos apoyó. Mi dinámica era salir del colegio Alemán, donde estudiaba, para ir por las tardes al hospital a ha­cer mis deberes allá y todo. Después de clases iba a almorzar al centro comer­cial Iñaquito y mi sueño era trabajar en algo de deportes, porque siempre me habían gustado.

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