La batalla de la tecnología se centra en procedimientos no invasivos para respaldar el monitoreo de los niveles de glucosa.
La tecnología ha contribuido a facilitar el monitoreo de la concentración de glucosa en sangre, esencial para pacientes diabéticos. Si en los años veinte resultó significativa la primera prueba casera de glucosa que consistía en “mezclar la orina con una solución especial que debía reaccionar al calor cambiando de color”, en los setenta “las personas podían verificar los niveles de glucosa con tiras reactivas, aunque eran análisis propensos a errores”, señala una reseña de Abbott Laboratories.