






Por Lorena Cevallos
Fotos: Cortesía artistas
En alguna entrevista, Marcos López se ha calificado a sí mismo, a la vez serio y burlón, como un Andy Warhol del subdesarrollo. Su obra, atravesada por elementos teatrales y referencias a la publicidad y al cómic, está impresa de un look carnavalesco que todo contamina. A sus 52 años, López se ha convertido en el fotógrafo contemporáneo más reconocido en Argentina, gracias a una estética que mezcla el color local y limita con lokitsch.
Durante los años noventa, se alejó de la fotografía en blanco y negro de sus trabajos iniciales e inició la construcción de un estilo marcado y reconocible, que refleja la influencia aparentemente disímil de Antonio Berni, el muralismo y el cine, con la cultura del consumo y los espacios comunes dentro de una sociedad latinoamericana que buscaba desesperadamente aires primermundistas. Hoy en día, lo que se ha definido como pop latino y subrealismo criollo alcanza su más clara expresión. Las fotografías de estas series no se tratan de lo “otro” ni de lo “diferente”, sino de algo efectivamente presente en lo irónico, lo grotesco, lo humorístico y lo popular de la Argentina y la América Latina contemporáneas.